DALE LA VUELTA AL DÍA

Wen // martes, 23 de diciembre de 2014




De estas navidades no pasa, no las acabo sin meterme plenamente en la cabeza que mi familia tiene sus prioridades y sus preocupaciones y no puedo cambiarles.
En lugar de pensar que mi hermano lleva dos semanas de vacaciones y no me ha llamado o venido a ver, o que mis padres siempre están cansados o no les apetece nada de lo que les propongo....voy a intentar dejarlo estar y no darle vueltas. Ellos son como son, tienen sus prioridades, sus vidas, y yo la mía.
Por mucho que yo me esfuerce en estar un poco más cerca de ellos lo único que consigo es sentirme herida y frustrada, así que voy adaptarme a como vayan surgiendo las cosas, sin ser la que propone y organiza todo, que sea como salga y ya está.
Como soy tanto de ilusionarme, hacer planes, preparar cosas cosas bonitas para compartir o regalar a las que dedico mucho tiempo y cariño...luego siempre me desilusiona mucho ver que el resto pasan bastante de todo y van más que nada a lo suyo.

Tampoco es que tenga muchos amigos, no tengo con quien compartir estas cosas que me gustan y sacan tantas cosas bonitas de mi.
Es otra de las cosas que no acabo de entender, por qué no tengo amigos....no sé qué es exactamente lo que tengo de malo, o qué hago mal. Hasta hace unos años sí que lo comprendo porque era yo misma quien huía de las personas, pero después sí que he sido muy abierta, tolerante y predispuesta a entablar relaciones. No lo sé, será algo que no soy consciente que hago o no hago.
Yo sé que estoy muy necesitada de contacto con personas, de compartir cosas y cariño, pero a día de hoy no puedo y eso me hace sufrir.
Bueno, a medida que escribo estas cosas, el sufrimiento se va relajando, calmando, haciéndose soportable. Casi relajante. Voy cogiendo distancia.
Esta es la magia de la escritura para mi, siempre es la mejor terapia, mi mejor amiga, mi manera de soltar lastre.
Exponiendo aquí mi intimidad, mi realidad, todas estas emociones pasan de ser una cosa intangible que me oprime el pecho a ser datos, situaciones, cosas físicas que coloco sobre la mesa y puedo ver y analizar con la distancia adecuada para procesarlas de una manera mas racional.
Mis palabras modifican mi estado de ánimo, mi modo de afrontar las cosas. Es como si yo misma fuese la terapetuta y la paciente.

Hoy estaba muy herida, dolida, amargada..por todas las cosas que deseo y no tengo, por cómo me hacen sentir algunas personas, por la frustración a la que yo misma me someto. Y ahora me voy de aquí tranquila, relajada, serena.
Veo cuáles son las cosas que me hacen sentir así y las asumo, no lucho contra ellas, no pienso en términos de justo/injusto...así son las cosas hoy y así las acepto.
Y ahora...qué puedo hacer para sentirme mejor? hacer cosas por mi.
Cuidarme con esos placeres tan fáciles de obtener, tan cotidianos y tan satisfactorios. Centrarme en eso y olvidar el resto.

Por ejemplo, no hay nada en la vida comparable al primer sorbo de café calentito por la mañana. Ese momento es el placer más breve e intenso de mis días.

Una cosa que me encanta es llegar a casa, muerta de frío, darme una ducha calentita, secarme bien el pelo, aplicarme unas gotitas de aceite de lavanda en el cuello, las sienes y las muñecas, ponerme un pijama, prepararme una infusión de jengibre y sentarme frente a la chimenea con un libro.
Ahora en estas fechas, me encanta sentarme en la ventana a mirar iluminarse el arbolito de Navidad que tenemos en el jardín :)
Otra de mis cosas favoritas es dormir la siesta con Pyros o en su defecto algún otro perrete grandote y calentito. Dormir con uno o varios perros es una cosa que no se puede comparar a dormir con una persona, por mucho que la quieras.

Estas cosas puedo tenerlas siempre que quiera, son gratis, muy placenteras y casi siempre me las merezco.

Hoy además, me propongo encontrar un nuevo placer sencillito para poder regalármelo cada día :)

Y así, así de sencillamente, le doy la vuelta yo a un día :)

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